LAS BREVES PALABRAS - XVIII




MALEDICENCIA, ENVIDIA, ADMIRACIÓN


Mis breves palabras de hoy comenzaron a gestarse a partir de tres palabras que giraban por mi mente: maledicencia, envidia y admiración. 

La maledicencia es la desagradable costumbre de hablar mal de todos con todos o, dicho de una manera más rotunda, de destripar sin piedad a cualquier ausente en presencia de cualquier presente.

El motivo de tal comportamiento puede tener un origen informativo o frívolo, pero  siempre es  negativo, propio de personas con una vida gris, sin matices, infinitamente mediocre y aburrida, colmada de envidias y resentimientos.

Y aquí aparece la segunda palabra: envidia. Uno de los Siete Pecados Capitales según la doctrina católica, que aunque no fuese un pecado es un sentimiento triste que empobrece el espíritu e impide el placer de la admiración. Y ya ha aparecido la tercera palabra que rondaba por mi mente antes de sentarme frente al ordenador: admiración.

Siempre me ha parecido enormemente desagradable escuchar a alguien destripando con entusiasmo a quien considera como su amigo o amiga. Aprovechándose de sus confidencias para dar primicias, confirmar suposiciones, describir situaciones íntimas que, para la ocasión, retuerce y retuerce hasta transformarlas en otras historias que el casual auditorio transformará a su vez en una masa amorfa, con tonos de escándalo y exclamaciones de “parece mentira”, “no me lo puedo creer”.

Mientras tanto, la víctima de tanta maledicencia ignorándolo todo, ajena a la dura verdad que ni siquiera sería capaz de imaginar, confiada en una amistad que en realidad no existe ni ha existido nunca.  Tal vez, además, se dé la posibilidad de que la víctima actúe a su vez como victimaria y destripe sin contemplaciones a quien también la destripa sin contemplaciones. Las dos partes ignorando los mutuos comportamientos y las mutuas infidencias o suponiéndolas solapadamente, para así justificar sus derechos a réplica.

En fin, que todo es posible, pero qué inútil gasto de energías para tratar de disimular el vacío existencial o la incapacidad de vivir la propia vida libremente, sin miedos, con intensidad, equivocándose y rectificando cada vez que sea necesario. Por supuesto, es más fácil y cómodo arremeter contra los demás, y menos responsable y comprometido.

Por todo lo dicho, mi rechazo es frontal a los que envidian “sanamente” cuando la envidia es, en todos los casos y por su propia naturaleza, insana. Y envidian a quien estudia porque tiene tiempo aunque ellos de tenerlo no estudiarían, y a quien viaja porque puede aunque ellos si pudiesen no viajarían, y a quien sonríe porque tiene suerte aunque ellos si la tuviesen no sonreirían, y a quien expresa sus sentimientos con libertad porque es un salido siendo que ellos jamás se expresarían con libertad, y a quien disfruta con su trabajo porque es un aburrido siendo que ellos nunca disfrutarían trabajando, y a quien ama la paz y el silencio porque es un soso y ellos no saben cómo disfrutar de la paz y el silencio, y a quien cree en la verdad y defiende ideales porque es un idiota ya que ellos se mienten y mienten constantemente y nunca han tenido ideales… Y la lista puede ser casi infinita.

Y es una pena, porque no podrán disfrutar de la admiración, porque no serán capaces de admirar a nadie, de valorar los esfuerzos ajenos, los logros de los demás que pueden ser un ejemplo a seguir, que pueden conducirnos a la reflexión para estimular nuestra voluntad y nuestra constancia.

En síntesis, que la maledicencia oculta la envidia y es casi imposible que pueda transformarse en admiración. Aunque nunca se sabe, y es mejor confiar en que siempre podría existir la posibilidad de un cambio positivo en el alma de cualquier destripador o destripadora profesional.



Y continúo con el propósito que comencé el programa anterior: destacar a las personas que en cualquier lugar del mundo trabajan por el cambio y nos ofrecen su voluntad y su esfuerzo para conseguir un mundo mejor.

Luis Arranz

El personaje de hoy es el biólogo español LUIS ARRANZ, director del Parque Nacional Garamba ubicado en el noreste de la República Democrática del Congo. Considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el parque figura también, lamentablemente, en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en Peligro a causa de la acción depredadora de las guerrillas y los cazadores furtivos.

En sus 12.500 km2 habitan grandes manadas de elefantes y cientos de especies animales, algunas de ellas en peligro como la jirafa del  Congo o el rinoceronte blanco.

 Parque Nacional Garamba

La labor del biólogo español y su equipo es arriesgada y fundamental para la supervivencia de las especies que viven en el Parque Nacional Garamba. Los mueve un proyecto que no busca beneficios económicos y sí pretende proteger la vida animal. Una tarea idealista, realizada en silencio, con vocación y muchas dificultades.

Les he hablado del biólogo español Luis Arranz. Un hombre comprometido con el cambio que todos necesitamos para crear un mundo mejor. 






 Ángel González
 
Las poesías de hoy son de un gran autor, ÁNGEL GONZÁLEZ,  nacido en Oviedo en 1922 y fallecido en Madrid en 2008.

Maestro Nacional, licenciado en Derecho y Periodismo, enseñó Literatura Española en Estados Unidos y México. Miembro de la Real Academia Española, recibió entre otros premios el Príncipe de Asturias en 1985, y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996.  



       ALGA QUISIERA SER, ALGA ENREDADA...


Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.

Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.

Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento…

Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.



BOSQUE


Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.


CANCIÓN DE AMIGA


Nadie recuerda un invierno tan frío como éste.

Las calles de la ciudad son láminas de hielo.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.

Helado está también mi corazón,
pero no fue en invierno.
Mi amiga,
mi dulce amiga,
aquella que me amaba,
me dice que ha dejado de quererme.

No recuerdo un invierno tan frío como éste.




       CUMPLEAÑOS


Yo lo noto: como me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.




¿CÓMO SERÉ...


¿Cómo seré
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
-prolongándome, vivo, hacia la muerte-
se pasarán de mano en mano,
de corazón a corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.

Y los ojos
-qué importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles.



EL DÍA SE HA IDO


Ahora andará por otras tierras, 
llevando lejos luces y esperanzas, 
aventando bandadas de pájaros remotos, 
y rumores, y voces, y campanas, 
-ruidoso perro que menea la cola 
y ladra ante las puertas entornadas-.
(Entretanto, la noche, como un gato 
sigiloso, entró por la ventana, 
vio unos restos de luz pálida y fría, y
se bebió la última taza).
Sí; 
definitivamente el día se ha ido. 
Mucho no se llevó (no trajo nada); 
sólo un poco de tiempo entre los dientes, 
un menguado rebaño de luces fatigadas. 
Tampoco lo lloréis.  Puntual e inquieto, 
sin duda alguna, volverá mañana. 
Ahuyentará a ese gato negro. 
Ladrará hasta sacarme de la cama.
Pero no será igual. Será otro día.
Será otro perro de la misma raza.  



EL OTOÑO SE ACERCA


El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.



ME HE QUEDADO SIN PULSO Y SIN ALIENTO...


Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.




ENTONCES


Entonces,
en los atardeceres de verano,
el viento
traía desde el campo hasta mi calle
un inestable olor a establo

y a hierba susurrante como un río

que entraba con su canto y con su aroma
en las riberas pálidas del sueño.

Ecos remotos,
sones desprendidos
de aquel rumor,
hilos de una esperanza
poco a poco deshecha,
se apagan dulcemente en la distancia:

ya ayer va susurrante como un río

llevando lo soñado aguas abajo,
hacia la blanca orilla del olvido.




ESO ERA AMOR


Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
               -¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes
                respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.



MIENTRAS TÚ EXISTAS...


Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
                                  Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.



ESTO NO ES NADA


Si tuviésemos la fuerza suficiente
para apretar como es debido un trozo de madera,
sólo nos quedaría entre las manos
un poco de tierra.
Y si tuviésemos más fuerza todavía
para presionar con toda la dureza
esa tierra, sólo nos quedaría
entre las manos un poco de agua.
Y si fuese posible aún
oprimir el agua,
ya no nos quedaría entre las manos
nada.




LA VIDA EN JUEGO


Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida.

Donde pongo la fe, me pongo en juego.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.

Al siempre va. Mantengo mi postura.

Si sale nunca, la esperanza es muerte.

Si sale amor, la primavera avanza. 



MILAGRO DE LA LUZ


Milagro de la luz: la sombra nace,
choca en silencio contra las montañas,
se desploma sin peso sobre el suelo
desvelando a las hierbas delicadas.

Los eucaliptos dejan en la tierra
la temblorosa piel de su alargada
silueta, en la que vuelan fríos
pájaros que no cantan.

Una sombra más leve y más sencilla,
que nace de tus piernas, se adelanta
para anunciar el último, el más puro
milagro de la luz: tú contra el alba.





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