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LAS BREVES PALABRAS - LI

 

 

A  VECES, CUANDO AMANECE

 

Pueden sucederse varias semanas sin que amanezca, y esto parecernos normal por efecto de la acumulación de cenizas en la atmósfera. Después, de improviso, llega una intensa lluvia roja que lo ensucia todo y lo hace oler a sangre, simplemente  porque es sangre. La sangre de la guerra de nuestros vecinos salpicándonos sin la menor elegancia ni consideración, porque ya hace muchos años que todos nos beneficiamos con nuestra guerra, aclarando con énfasis que es la de ellos.

En esta zona del planeta es normal el tronar de los tanques que arrasan la tierra, modificando los restos de la memoria, que en realidad no es nuestra auténtica memoria, aunque nos justifica con aparente convicción. Así salvamos la patria, el honor, la dignidad y otras palabrejas vacías de contenido, en las que nadie cree pero que necesitamos como moral básica para educar a las nuevas generaciones, que repetirán los mismos esquemas de todas las anteriores.

 


 

No es posible defender la paz y la verdadera democracia exaltando la guerra y cuestionando las ideas diferentes. Básicamente la paz nuestra y la guerra de los otros son fundamentales, sostienen y dependen de las mismas empresas económicas. Seamos realistas, en la guerra de nuestros  vecinos mueren unos pocos miles de inevitables víctimas de cualquier guerra común, pero cuántas se salvan con las nuevas tecnologías que fabricamos cada vez con mayor precisión y consciencia, gracias a la guerra que nos facilita los medios para avanzar.

A veces cuando amanece el olor a sangre lo impregna todo, y al percibirlo nuevamente entre nosotros nos sentimos más seguros.

 


 

Entre nuestras más prestigiosas instituciones destaca la que se opone rotundamente a cualquier tipo de guerra. Considerada  de gran valor y prestigio por los intelectuales es, por el contrario, despreciada e incluso odiada por las clases sociales más desfavorecidas. Estas fabulan acerca de oscuros acuerdos que preservarían a ciertos barrios o ciudades de la destrucción. Detrás marcharían poderosas empresas dispuestas a la reconstrucción previamente concertada. Pero ya se sabe que el pueblo llano es poco riguroso en sus manifestaciones.

Son muchos los que afirman y otros tantos los que niegan que entre los sectores protagonistas de la guerra y sus cómplices han cavado un túnel que atraviesa la zona, por donde ingresan las materias primas que posibilitan que se mantenga el equilibrio socioeconómico de la guerra de los otros que nunca hemos provocado nosotros.

Llevamos unos días un poco preocupados: ni cenizas ni sangre, ¿será consecuencia del cambio climático?

 


 

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