LAS BREVES PALABRAS XLIV




LA MENTIRA


¿Cómo se inicia una mentira?: negando una evidente y constatable verdad que no es capaz de admitirse. ¿Por qué?: generalmente por miedo, por cobardía para enfrentar la realidad y sin argumentos para defenderse convincentemente.

Pero la mentira es una trampa a largo o a corto plazo. Un vano esfuerzo de ocultamiento condenado al fracaso. Además, la mentira suele depender de otras mentiras para sostenerse sin contradicciones y no generar dudas.

Así, con frecuencia, se construyen marañas de ficciones, algunas minuciosamente elaboradas y otras torpemente improvisadas, para salir al paso de situaciones inesperadas que podrían desestabilizar las tramas de las mentiras. Cualquier fallo en la estructura de la gran mentira que se va creando puede ser fatal. Y el mayor riesgo, el principal peligro para la mentira es la verdad. 



 "La mentira I" - Rubén Pecorari


Lógicamente, en una sociedad, en una cultura hecha en base a la mentira la verdad debe ser disimulada, maquillada, ocultada, desvalorizada como un comportamiento ingenuo y anacrónico.

Si casi todo se asienta en la mentira, y los discursos y comportamientos éticos y políticos son una mentira que casi nadie rechaza por conveniencia, por miedo o en el peor de los casos por indiferencia: ¿cuál es el sentido de la verdad, para qué sirve si la mayoría desconoce su valor y no la necesita ni la practica?

Desde un silencio cómplice se acepta la mentira con naturalidad y ya no se sabe qué es la verdad, ni cuáles son los límites entre  ficción y realidad. 

Tal vez aún quede un último recurso para rescatar la verdad. Para resucitarla con coraje, para reconstruirla con valentía.



 "La mentira II" - Rubén Pecorari



Sin duda, la verdad no es única, definitiva e irrevocable. Está supeditada a percepciones y muchas circunstancias que matizan su significado. Se modifica en el tiempo a causa de usos, costumbres, intereses, modas, criterios religiosos o morales. Incluso la sinceridad, que debería ser el medio idóneo para expresar la verdad, a veces puede considerarse un recurso no apropiado y poco sutil para transmitir conceptos o realidades de difícil digestión que, según algunos, merecen darse a conocer en moderadas dosis para evitar reacciones no deseadas.

Está claro que los ocultamientos responden a la cobardía, y que no todas las personas pueden ser valientes a ultranza, cuando este comportamiento no se estimula ni se enseña como valor importante dentro de la familia o de la escuela. 

Pero ninguna mentira es tan perjudicial como la política, que busca obtener poder a costa de cualquier recurso y sin el menor escrúpulo, creando expectativas falsas, engañando y perjudicando a vastos sectores de una ciudadanía preferentemente poco crítica, manipulada, estafada y, por consiguiente, despreciada una y otra vez.

 "La mentira III" - Rubén Pecorari


La verdad debería ser siempre lo preferible, lo más honesto y a la larga lo más liberador para todos. No hay sensación más plena que la de vivir sinceramente, sin engañar ni engañarse, siendo responsable y coherente. Siendo capaz de defender con franqueza la opción de vida elegida, a pesar de la incomprensión y las inevitables críticas de los demás.

Sin embargo, la verdad se vuelve conflictiva en una sociedad que no la valora, aunque la exige hipócritamente. Incluso, la verdad y la sinceridad pueden ser consideradas como procedimientos no siempre de buen gusto, poco elegantes. Hay un espacio de tolerancia muy amplio frente a la mentira y mucho miedo frente a la verdad, que suele parecer demasiado cruda al remover conciencias y exigir posiciones que muchos rechazan.

La mentira ha logrado así ser siempre más poderosa y ha sabido y sabe reinar sobre la verdad. Animémonos a derrotarla. Será una tarea ardua, de muy difícil resolución pero merecedora de todos nuestros esfuerzos.

No nos rindamos, y pretendamos una sociedad diferente en la que la mentira no nos parezca un mal menor, normal y justificable. 








 

JUNIO


La historia que voy a narrarles no es ficticia, ha sucedido realmente.


Fue un encuentro totalmente inesperado. En realidad, ni siquiera fue un encuentro puesto que nadie esperaba ni deseaba encontrarse con nadie. Pero se produjo en el lugar más desangelado que se pueda imaginar, el día menos propicio para iniciar un diálogo más o menos atractivo. Y el diálogo no se produjo.

Él insinuó una sonrisa para pronunciar una frase desconcertante, de sonidos ampulosos e imposible traducción. Ella se quedó expectante. Él repitió la frase con más soltura primero, como deletreándola después. Imposible descifrar la rotundidad de los sonidos. Hubo otros intentos, tratando de balbucear idiomas de alfabetos más convencionales. Pero todo esfuerzo fue inútil.

Los sonidos de él eran definitivamente incomprensibles para ella que, sin embargo, presintió que deseaba continuar escuchando ese dialecto, o lo que fuese, que iba conquistando sus sentidos poco a poco. La combinación de consonantes que en un principio le había parecido bruscamente desconcertante, ahora iba produciendo una especie de música misteriosa e inquietante. ¿Qué le estarían contando o explicando las palabras de aquel hombre inesperado?

Fuese lo que fuese sonaba atractivo y así se sucedieron los encuentros, se profundizó la intimidad y el extraño idioma la condujo a un territorio de ensoñaciones poéticas y eróticas difíciles de explicar racionalmente, pero intuitivamente apasionantes.



 "Junio" - Rubén Pecorari


¿De dónde provendría ese hombre? ¿De qué remota región? ¿Tal vez de un reino exótico con costumbres milenarias y rituales esotéricos? ¿Pertenecería a una familia de noble cultura? ¿Tendría muchas esposas y varias docenas de niños? ¿O sería un príncipe en busca de una esposa adecuada a sus blasones?

Durante un cierto tiempo ella se empeñó en indagar, comparar e investigar otros idiomas, pero ninguno le facilitó las claves para dialogar con el enigmático extranjero. Aunque, en realidad, pronto aceptó que lo realmente importante no era ignorar el significado de sus palabras e incluso desconocer hasta su nombre real (ella lo llamaba Junio, porque fue el mes en que se encontraron). Lo importante era el tacto de las manos de él que reconocían con habilidad cada rincón de su piel, el húmedo silencio de su lengua siempre dispuesta al placer, la arrebatada tensión de su vientre ávido de cercanía.

Pero la felicidad suele ser precaria o al menos con desniveles. Nuestra protagonista, con mucho esfuerzo y empecinada dedicación, aunque temiendo lo peor, logró traducir la lengua de su amado. Y lo peor se produjo.

Los pensamientos de Junio ya no tenían misterio,  magia ni supuesta sensualidad. De su boca brotaban todo tipo de lugares comunes, mediocridades, convenciones, tópicos y vulgaridades. Ni exótico, ni rey, ni esotérico, ni noble. Junio era un tipo del montón, que hablaba un idioma desconocido sí, pero primitivo, estrafalario y nada elegante, que posiblemente ni siquiera dominaba con propiedad.

La conmoción que produjo la cruda realidad, desencadenó una crisis inevitable en ella, que Junio no llegó a comprender. Pero quedaban las manos, el vientre ávido y la húmeda lengua.

Desde entonces y para siempre Junio debería permanecer en el más rotundo silencio para preservar la nobleza y continuar la magia de aquel amor inesperado.






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