LAS BREVES PALABRAS - XLVII




La última vez que escribí mis “breves palabras” fue el 7 de julio de 2019. Ahora, después de una necesaria ausencia para reflexionar, vuelvo tomando como referencia la primera nota de este blog, fechada el 13 de noviembre de 2014, que en realidad escribí en junio de 2011 para mi espacio “Las breves palabras” en Fuensalida Radio. Así es que nueve años después puedo profundizar el mismo tema y mantener, incluso, el título original:

 

EL FINAL DE UNA ÉPOCA

 

Decía entonces, y amplío ahora, que estamos en el final de una época, consecuencia directa de los siglos XIX y XX, en la que evolucionaron enormemente la técnica y la ciencia pero muy poco los seres humanos, que necesitamos imperiosamente cambios profundos que nos dignifiquen como personas, como sociedades, como culturas.

 


 

Es conocido que a través de la Historia las decadencias han sido frecuentes y de lenta y traumática resolución. Ahora, reflexionar es obligatorio y urgente, ser indiferente es una demostración imperdonable de egoísmo e irresponsabilidad.

Ya no podemos repetir conceptos ni comportamientos agotados. Sólo vendrán nuevos tiempos si los construimos entre todos, decididos a dialogar con creatividad por la paz y dispuestos a transformarnos y transformarlo todo, y aunar sentimiento e inteligencia, libertad y respeto, responsabilidad y compromiso para beneficio de la sociedad. Necesitamos revalorizar y perfeccionar la democracia y la justicia social, que  aún no hemos desarrollado en sus amplias posibilidades.

No necesitamos partidos políticos de ninguna tendencia que pretendan imponer sus ambiciones de poder  ajenas a las necesidades de las personas que conforman la comunidad. Sí necesitamos personas sensibles y generosas, interesadas en dar y crear. Sin discursos pretenciosos, decididas a trabajar con humildad y vocación al servicio de la sociedad para mejorarla.

 



Y lo fundamental, necesitamos que la cultura y la inquietud por el conocimiento sean prioridades que enorgullezcan y proporcionen placer.

Cultura para opinar y sentido crítico para elegir y decidir con criterio personal, con independencia, al margen de modas interesadas y pasajeras. “Pasarlo bien”, una manera de divertirse de manera superficial y nada selectiva propia de esta época, también debería significar saber disfrutar de palabras inteligentes, músicas elaboradas y sensibles o imágenes de valor estético. Cultura no es pedantería propia de  élites, cultura es desarrollo de la inteligencia, conocimiento. Creatividad.

 


 

¿Es posible todavía una nueva sociedad construida con estos atributos? ¿Una sociedad exigente, poco conformista y, por consiguiente, difícil de manipular con argumentos mediocres y simplistas? ¿Una sociedad integrada en la Naturaleza que trabaje en beneficio de la armonía? Una nueva sociedad para un nuevo ser humano.

Necesitamos una sociedad audazmente nueva, radicalmente decidida a la más profunda transformación material y espiritual.  Dispuesta a hallar sinceras soluciones creativas para todo y para todos. ¿Podremos comenzar a construirla? ¿Acaso es una utopía? ¿Acaso no ha sido una enorme utopía la Historia del ser humano?

Tal vez aún nos quede esta última oportunidad…

 

Mario Fournier

 


 

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